Diez años después de la primera legalización del cannabis para uso recreativo por parte de los adultos, los científicos tratan de ofrecer orientaciones con base científica sobre los riesgos asociados a su consumo entre los jóvenes.
La Dra. Stephanie lleva dos décadas investigando cómo consumen cannabis los adolescentes, y sus observaciones son preocupantes para su hijo adolescente. "Veo que llega información y sé que se va a enfrentar a ella" - comparte.
Como neuropsicóloga clínica de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, ayuda a muchos jóvenes que tienen experiencias diversas con la droga, desde un incidente aislado en una fiesta hasta el consumo diario de drogas potentes.
Con la creciente legalización del cannabis, los datos sobre su consumo entre los jóvenes son cada vez más alarmantes. Según algunos estudios, casi un tercio de los adolescentes que consumen cannabis regularmente muestran signos de un trastorno por consumo de sustancias, lo que sugiere que son incapaces de dejar de consumirlo a pesar de las consecuencias negativas en sus vidas.
La Dra. Stephanie lleva dos décadas investigando cómo consumen cannabis los adolescentes, y sus observaciones son preocupantes para su hijo adolescente. "Veo que llega información y sé que se va a enfrentar a ella" - comparte.
Como neuropsicóloga clínica de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, ayuda a muchos jóvenes que tienen experiencias diversas con la droga, desde un incidente aislado en una fiesta hasta el consumo diario de drogas potentes.
Con la creciente legalización del cannabis, los datos sobre su consumo entre los jóvenes son cada vez más alarmantes. Según algunos estudios, casi un tercio de los adolescentes que consumen cannabis regularmente muestran signos de un trastorno por consumo de sustancias, lo que sugiere que son incapaces de dejar de consumirlo a pesar de las consecuencias negativas en sus vidas.
Sin embargo, la Dra. Stephanie quiere pruebas más concluyentes para hablar de los riesgos asociados al cannabis, incluidos los problemas para su hijo.
Sin embargo, es difícil decidir exactamente qué decir. Las campañas antidroga están perdiendo terreno y los jóvenes se enfrentan a mensajes contradictorios sobre los riesgos, en una cultura que presenta cada vez más el cannabis y otras drogas anteriormente ilícitas como seguras o potencialmente beneficiosas.
"Los adolescentes son lo bastante inteligentes como para darse cuenta de que los adultos consumen cannabis. Esto hace que las advertencias generales y la prohibición sean prácticamente inútiles" - señala la Dra. Stephanie.
Hace una década que el cannabis se legalizó para el consumo recreativo de adultos en Uruguay (para mayores de 18 años) y en los estados de Colorado y Washington (para mayores de 21 años).
Sin embargo, es difícil decidir exactamente qué decir. Las campañas antidroga están perdiendo terreno y los jóvenes se enfrentan a mensajes contradictorios sobre los riesgos, en una cultura que presenta cada vez más el cannabis y otras drogas anteriormente ilícitas como seguras o potencialmente beneficiosas.
"Los adolescentes son lo bastante inteligentes como para darse cuenta de que los adultos consumen cannabis. Esto hace que las advertencias generales y la prohibición sean prácticamente inútiles" - señala la Dra. Stephanie.
Hace una década que el cannabis se legalizó para el consumo recreativo de adultos en Uruguay (para mayores de 18 años) y en los estados de Colorado y Washington (para mayores de 21 años).
Muchos otros países y estados han seguido su ejemplo, y los investigadores intentan comprender las consecuencias de esta legalización: cómo están cambiando los patrones de consumo, cómo afecta el cannabis al desarrollo del cerebro y cómo se relaciona su consumo con trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia.
Hasta ahora, los datos no son concluyentes: no parece que los jóvenes hayan empezado a consumir cannabis con más frecuencia que antes de la legalización, pero hay tendencias hacia un consumo más problemático. El consumo frecuente se asocia a un aumento de los problemas de salud mental y del riesgo de adicción, aunque puede haber otras explicaciones para estas observaciones. Los estudios experimentales en humanos y animales podrían aclarar la situación, pero se ven obstaculizados por el hecho de que el cannabis sigue siendo ilegal en muchos lugares, lo que dificulta el estudio de sus efectos.
De ahí la preocupación entre algunos investigadores de que la sociedad pueda estar enfrentándose a un grave problema de salud pública sin la concienciación adecuada.
Hasta ahora, los datos no son concluyentes: no parece que los jóvenes hayan empezado a consumir cannabis con más frecuencia que antes de la legalización, pero hay tendencias hacia un consumo más problemático. El consumo frecuente se asocia a un aumento de los problemas de salud mental y del riesgo de adicción, aunque puede haber otras explicaciones para estas observaciones. Los estudios experimentales en humanos y animales podrían aclarar la situación, pero se ven obstaculizados por el hecho de que el cannabis sigue siendo ilegal en muchos lugares, lo que dificulta el estudio de sus efectos.
De ahí la preocupación entre algunos investigadores de que la sociedad pueda estar enfrentándose a un grave problema de salud pública sin la concienciación adecuada.
"Me preocupa que pueda llegar a ser tan malo para nosotros como el tabaco. Aunque los riesgos del consumo de cannabis sean pequeños, es como jugar a la ruleta" - afirma Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Bethesda, Maryland.
Con la esperanza de comprender mejor la situación, su agencia financia el estudio Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD) , que comenzó en 2015 y en el que participan más de 10.000 niños de entre 9 y 10 años. El objetivo es realizar escáneres anuales de sus cerebros y rastrear el impacto de diversos factores en su desarrollo.
Los participantes actuales en el proyecto tienen entre 16 y 18 años, y algunos de ellos ya han estado expuestos a la droga, dijo la Dra. Stephanie, una de las líderes del proyecto. "Así que deberíamos ser capaces de evaluar realmente el impacto del consumo precoz de cannabis" - comentó.
Cambio de las pautas de consumo
La marihuana medicinal ha sido legalizada en varios estados americanos desde 1996, pero Colorado y Washington se convirtieron en los primeros en legalizar su uso recreativo a través del voto popular en 2012. En 2013, Uruguay se convirtió en el primer país en permitir la venta de cannabis con fines recreativos.
Se temía que la legalización provocara un aumento del número de adolescentes que consumían la droga, pero según la neurocientífica Angela Bryan, de la Universidad de Colorado en Boulder, no ha sido así. Afirma: "Paradójicamente, la legalización del cannabis ha reducido su consumo entre los adolescentes", al menos en su estado.
Dos años de encuestas realizadas por el Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado descubrieron que el consumo de cannabis entre los estudiantes de 14 a 18 años ha disminuido de alrededor del 21 por ciento en 2005-2019 al 13 por ciento en 2021. Las tendencias generales en todo el país parecen similares, y un estudio atribuye el descenso del consumo a la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, la legalización puede tener efectos diferentes en las distintas regiones, señala el psicólogo clínico James McKillop, de la Universidad McMaster de Hamilton (Canadá). Cuando se legalizó el cannabis en Canadá para los adultos mayores de 18 años hace cinco años, no se produjo ningún repunte entre los adolescentes. Sin embargo, el consumo aumentó cuando empezaron a funcionar tiendas ilegales sin licencia gubernamental, afirma.
Dos años de encuestas realizadas por el Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado descubrieron que el consumo de cannabis entre los estudiantes de 14 a 18 años ha disminuido de alrededor del 21 por ciento en 2005-2019 al 13 por ciento en 2021. Las tendencias generales en todo el país parecen similares, y un estudio atribuye el descenso del consumo a la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, la legalización puede tener efectos diferentes en las distintas regiones, señala el psicólogo clínico James McKillop, de la Universidad McMaster de Hamilton (Canadá). Cuando se legalizó el cannabis en Canadá para los adultos mayores de 18 años hace cinco años, no se produjo ningún repunte entre los adolescentes. Sin embargo, el consumo aumentó cuando empezaron a funcionar tiendas ilegales sin licencia gubernamental, afirma.
"El número de tiendas de cannabis supera al de Tim Hortons", bromea McKillop, refiriéndose a la famosa cafetería canadiense. También hay consecuencias negativas claras. Un estudio reciente en Ontario descubrió que los residentes que vivían cerca de un dispensario de cannabis tenían más probabilidades de ir al hospital con psicosis, que cada vez se relaciona más con productos que contienen altos niveles de los ingredientes activos del cannabis.
En Uruguay, tras la legalización en 2014, hubo un aumento temporal del consumo entre los jóvenes de 18 a 21 años, pero según la encuesta, este consumo volvió rápidamente a los niveles previos a la legalización. Es más, la encuesta no encontró ningún aumento en el número de adolescentes con adicciones o consumo problemático de cannabis.
Ariadna Rivera-Aguirre, epidemióloga social de la Universidad de Nueva York que dirigió el estudio, señala una serie de factores que contribuyen a ello. Entre ellos, Uruguay impone restricciones a la potencia de los productos de venta legal, prohíbe la publicidad y sólo permite la venta de flores de cannabis, sin formas comestibles o concentradas.
En Uruguay, tras la legalización en 2014, hubo un aumento temporal del consumo entre los jóvenes de 18 a 21 años, pero según la encuesta, este consumo volvió rápidamente a los niveles previos a la legalización. Es más, la encuesta no encontró ningún aumento en el número de adolescentes con adicciones o consumo problemático de cannabis.
Ariadna Rivera-Aguirre, epidemióloga social de la Universidad de Nueva York que dirigió el estudio, señala una serie de factores que contribuyen a ello. Entre ellos, Uruguay impone restricciones a la potencia de los productos de venta legal, prohíbe la publicidad y sólo permite la venta de flores de cannabis, sin formas comestibles o concentradas.
Rivera-Aguirre midió no sólo el número de adolescentes que consumen cannabis, sino también el nivel de consumo problemático, que muchas encuestas anteriores no tenían en cuenta. El aumento del consumo podría deberse al mayor debate sobre la legalización en los medios de comunicación, señala. Existe un interés general por comprender cuándo el consumo ocasional se convierte en un problema.
"Creo que la investigación no debería centrarse en el típico joven de 17 años que se fuma un porro en una fiesta", afirma Bryan.
Aunque el consumo general entre los menores de 21 años no ha aumentado drásticamente, preocupa qué productos se ofrecen. Los altos niveles de delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) en productos disponibles en tiendas fuera de Uruguay están llamando la atención.
"El cannabis de hoy es muy diferente al de hace años " - afirma el psiquiatra clínico Ryan Sultan de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Las concentraciones de THC en los productos aprobados por la Administración para el Control de Drogas de EE.UU. se han más que triplicado desde 1996, y muchos dispensarios ofrecen líquidos para vapear y productos para "dabbing", un método de consumo de THC concentrado que puede inyectar cantidades significativas de la droga en los pulmones.
"Creo que la investigación no debería centrarse en el típico joven de 17 años que se fuma un porro en una fiesta", afirma Bryan.
Aunque el consumo general entre los menores de 21 años no ha aumentado drásticamente, preocupa qué productos se ofrecen. Los altos niveles de delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) en productos disponibles en tiendas fuera de Uruguay están llamando la atención.
"El cannabis de hoy es muy diferente al de hace años " - afirma el psiquiatra clínico Ryan Sultan de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Las concentraciones de THC en los productos aprobados por la Administración para el Control de Drogas de EE.UU. se han más que triplicado desde 1996, y muchos dispensarios ofrecen líquidos para vapear y productos para "dabbing", un método de consumo de THC concentrado que puede inyectar cantidades significativas de la droga en los pulmones.
Repercusiones del cannabis en la salud de los adolescentes
Esta droga puede aumentar considerablemente el riesgo de psicosis, y algunos investigadores han expresado su preocupación por los posibles efectos a largo plazo. "La comunidad psiquiátrica está seriamente preocupada por la relación entre el cannabis y la esquizofrenia " - dice la Dra. Emily.
Un estudio de más de 40,000 personas diagnosticadas con esquizofrenia en Dinamarca, donde el cannabis ha sido legalizado desde 2018, encontró que alrededor del 15% de los casos pueden estar relacionados con el trastorno por consumo de cannabis, y la tasa es aún mayor entre los hombres jóvenes.
Sin embargo, Carsten Hjorthøj, epidemiólogo de la Universidad de Copenhague que dirigió el estudio, enfatiza el vínculo causal poco claro entre el consumo de cannabis y la esquizofrenia. Una posible hipótesis es que las personas con esquizofrenia consuman cannabis en un intento de automedicarse. Dificultades similares surgen al examinar la relación entre el cannabis, la depresión y la ansiedad, pero existen vínculos claros.
En otro estudio de casi 70.000 adolescentes en EE. UU., Sultan descubrió que aproximadamente 1 de cada 40 jóvenes era adicto al cannabis, y que otro 1 de cada 10 lo consumía sin ser adicto. Incluso entre este grupo, los jóvenes tenían el doble de probabilidades de sufrir depresión y experimentar otras consecuencias negativas, como absentismo, menor rendimiento académico y detenciones.
Esta droga puede aumentar considerablemente el riesgo de psicosis, y algunos investigadores han expresado su preocupación por los posibles efectos a largo plazo. "La comunidad psiquiátrica está seriamente preocupada por la relación entre el cannabis y la esquizofrenia " - dice la Dra. Emily.
Un estudio de más de 40,000 personas diagnosticadas con esquizofrenia en Dinamarca, donde el cannabis ha sido legalizado desde 2018, encontró que alrededor del 15% de los casos pueden estar relacionados con el trastorno por consumo de cannabis, y la tasa es aún mayor entre los hombres jóvenes.
Sin embargo, Carsten Hjorthøj, epidemiólogo de la Universidad de Copenhague que dirigió el estudio, enfatiza el vínculo causal poco claro entre el consumo de cannabis y la esquizofrenia. Una posible hipótesis es que las personas con esquizofrenia consuman cannabis en un intento de automedicarse. Dificultades similares surgen al examinar la relación entre el cannabis, la depresión y la ansiedad, pero existen vínculos claros.
En otro estudio de casi 70.000 adolescentes en EE. UU., Sultan descubrió que aproximadamente 1 de cada 40 jóvenes era adicto al cannabis, y que otro 1 de cada 10 lo consumía sin ser adicto. Incluso entre este grupo, los jóvenes tenían el doble de probabilidades de sufrir depresión y experimentar otras consecuencias negativas, como absentismo, menor rendimiento académico y detenciones.
Algunos investigadores trabajan para identificar posibles mecanismos de los efectos del cannabis en la salud mental, mientras que otros utilizan encuestas y datos médicos para buscar correlaciones. Muchos esperan obtener resultados más concluyentes mediante estudios a largo plazo como el ABCD.
Los estudios que se centran en las conexiones en un momento concreto tienen sus limitaciones. "Hay que preguntarse qué hay detrás del hecho de que los adolescentes que consumen cannabis muestren mayores niveles de depresión. Podría ser porque el cannabis causa depresión, o podría ser que los adolescentes deprimidos empiezan a consumir cannabis. ¿O hay alguna tercera variable?" - se pregunta Madeleine Meyer, psicóloga clínica de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe.
¿Cómo actúa el cannabis en el cerebro? Imita los neurotransmisores cannabinoides endógenos activando múltiples receptores en el cerebro. Duplica este sistema, pero lo hace con un efecto más potente, es decir, los productos con THC altamente activo activan los receptores de forma significativa, en comparación con la actividad normal.
Los estudios que se centran en las conexiones en un momento concreto tienen sus limitaciones. "Hay que preguntarse qué hay detrás del hecho de que los adolescentes que consumen cannabis muestren mayores niveles de depresión. Podría ser porque el cannabis causa depresión, o podría ser que los adolescentes deprimidos empiezan a consumir cannabis. ¿O hay alguna tercera variable?" - se pregunta Madeleine Meyer, psicóloga clínica de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe.
¿Cómo actúa el cannabis en el cerebro? Imita los neurotransmisores cannabinoides endógenos activando múltiples receptores en el cerebro. Duplica este sistema, pero lo hace con un efecto más potente, es decir, los productos con THC altamente activo activan los receptores de forma significativa, en comparación con la actividad normal.
En los adolescentes, una de las principales preocupaciones es la capacidad del THC para unirse fácilmente al receptor CB1, responsable en gran medida del sistema de recompensa y de funciones ejecutivas como la memoria y la toma de decisiones. Los receptores CB1 son más frecuentes en los adolescentes que en los adultos.
Los investigadores pretenden averiguar cómo puede afectar a la salud mental y a la función cognitiva el consumo prolongado de cannabis, especialmente con altas concentraciones de THC.
Meyer y su equipo analizaron los efectos del consumo de cannabis en un grupo de unas 1.000 personas nacidas entre 1972 y 1973 y descubrieron que los que consumían cannabis con frecuencia mostraban puntuaciones de CI más bajas que los que fumaban con menos frecuencia o no fumaban en absoluto, siendo el efecto especialmente pronunciado en los que empezaron a consumir en la adolescencia.
Según Meyer, su estudio indica que el consumo infrecuente de cannabis durante la adolescencia no conlleva un deterioro cognitivo significativo. Sin embargo, como ella misma afirma, "es un cuento con moraleja en lo que respecta al consumo". Lo que más le preocupa es el riesgo de que sigan consumiendo los que empezaron a una edad temprana.
Los investigadores pretenden averiguar cómo puede afectar a la salud mental y a la función cognitiva el consumo prolongado de cannabis, especialmente con altas concentraciones de THC.
Meyer y su equipo analizaron los efectos del consumo de cannabis en un grupo de unas 1.000 personas nacidas entre 1972 y 1973 y descubrieron que los que consumían cannabis con frecuencia mostraban puntuaciones de CI más bajas que los que fumaban con menos frecuencia o no fumaban en absoluto, siendo el efecto especialmente pronunciado en los que empezaron a consumir en la adolescencia.
Según Meyer, su estudio indica que el consumo infrecuente de cannabis durante la adolescencia no conlleva un deterioro cognitivo significativo. Sin embargo, como ella misma afirma, "es un cuento con moraleja en lo que respecta al consumo". Lo que más le preocupa es el riesgo de que sigan consumiendo los que empezaron a una edad temprana.
Meyer también señala un fallo en su estudio, ya que no tiene en cuenta otros factores que afectan a la función cognitiva, como la genética y el estatus socioeconómico.
Joseph Henrich subraya que todas las críticas se tuvieron en cuenta en el diseño del estudio ABCD. En él participan 10.000 niños de diferentes entornos sociales y su objetivo es obtener un grupo diverso de consumidores activos de cannabis. Durante este estudio, los investigadores examinarán el cerebro de los participantes, harán un seguimiento de sus resultados en los exámenes y evaluarán la función cognitiva, mientras que los propios participantes responderán a preguntas sobre su contacto con las drogas. Muchos creen que este estudio ayudará a crear la comprensión más completa de los efectos del cannabis.
La importancia de la investigación sobre los posibles efectos a largo plazo de las altas concentraciones de THC también interesa a los científicos, ya que es posible que muchos participantes acaben probando este tipo de productos. En EE.UU., los esfuerzos para estudiar el cannabis se ven complicados por el hecho de que sigue siendo ilegal a nivel federal. Las instituciones de investigación sólo tienen acceso a un tipo de cannabis, conocido por su baja potencia en comparación con los productos que se venden en las tiendas o en el mercado negro.
Joseph Henrich subraya que todas las críticas se tuvieron en cuenta en el diseño del estudio ABCD. En él participan 10.000 niños de diferentes entornos sociales y su objetivo es obtener un grupo diverso de consumidores activos de cannabis. Durante este estudio, los investigadores examinarán el cerebro de los participantes, harán un seguimiento de sus resultados en los exámenes y evaluarán la función cognitiva, mientras que los propios participantes responderán a preguntas sobre su contacto con las drogas. Muchos creen que este estudio ayudará a crear la comprensión más completa de los efectos del cannabis.
La importancia de la investigación sobre los posibles efectos a largo plazo de las altas concentraciones de THC también interesa a los científicos, ya que es posible que muchos participantes acaben probando este tipo de productos. En EE.UU., los esfuerzos para estudiar el cannabis se ven complicados por el hecho de que sigue siendo ilegal a nivel federal. Las instituciones de investigación sólo tienen acceso a un tipo de cannabis, conocido por su baja potencia en comparación con los productos que se venden en las tiendas o en el mercado negro.
"Algunos tipos de investigación simplemente no se realizan debido a su complejidad. Hay costes adicionales y la necesidad de más especialistas " - dice R. Lorraine Collins, psicóloga de la Universidad de Buffalo. Además, el coste del cannabis de investigación es frustrante para los participantes, como señala el psiquiatra Jesse Hinckley.
Algunos investigadores han encontrado formas alternativas de estudiar el cannabis en la calle. Brian y su equipo de Colorado han convertido varias furgonetas en laboratorios móviles, a los que llaman canna-furgonetas, para analizar la sangre de los consumidores antes y después de consumir la droga. Los investigadores han empezado a ampliar su trabajo a los adolescentes.
Volkov está intentando adaptar la investigación sobre el cannabis a la situación actual: se centra en el vaping, el dabbing y los comestibles. Mientras tanto, la Dra. Stephanie se prepara para la siguiente fase del estudio ABCD. En este momento, la mayoría de los participantes tienen entre 16 y 18 años, la edad en la que se espera que empiecen a consumir cannabis. Cuando habla con los jóvenes y sus padres, observa una falta de orientación clara sobre cómo manejar el cannabis de forma segura, lo que la obliga a asesorar caso por caso.
Algunos investigadores han encontrado formas alternativas de estudiar el cannabis en la calle. Brian y su equipo de Colorado han convertido varias furgonetas en laboratorios móviles, a los que llaman canna-furgonetas, para analizar la sangre de los consumidores antes y después de consumir la droga. Los investigadores han empezado a ampliar su trabajo a los adolescentes.
Volkov está intentando adaptar la investigación sobre el cannabis a la situación actual: se centra en el vaping, el dabbing y los comestibles. Mientras tanto, la Dra. Stephanie se prepara para la siguiente fase del estudio ABCD. En este momento, la mayoría de los participantes tienen entre 16 y 18 años, la edad en la que se espera que empiecen a consumir cannabis. Cuando habla con los jóvenes y sus padres, observa una falta de orientación clara sobre cómo manejar el cannabis de forma segura, lo que la obliga a asesorar caso por caso.
"Me esfuerzo por proporcionar información a adolescentes y adultos para que puedan tomar decisiones con más conocimiento de causa ", dice la Dra. Stephanie.
También espera averiguar qué cantidad de cannabis se considera excesiva y qué factores aumentan el riesgo de desarrollar un trastorno por consumo. Estos parámetros pueden variar de una persona a otra y pueden incluir rasgos genéticos e incluso la estructura del cerebro.
Esta información puede ser útil en las conversaciones con su propio hijo, que tiene grandes metas académicas. "Me he dado cuenta de que el cannabis afecta negativamente a aspectos como la velocidad de pensamiento, la atención compleja y la memoria a corto plazo, lo que repercute en sus notas". En este punto, espera que las advertencias sobre los riesgos sean significativas para él.
También espera averiguar qué cantidad de cannabis se considera excesiva y qué factores aumentan el riesgo de desarrollar un trastorno por consumo. Estos parámetros pueden variar de una persona a otra y pueden incluir rasgos genéticos e incluso la estructura del cerebro.
Esta información puede ser útil en las conversaciones con su propio hijo, que tiene grandes metas académicas. "Me he dado cuenta de que el cannabis afecta negativamente a aspectos como la velocidad de pensamiento, la atención compleja y la memoria a corto plazo, lo que repercute en sus notas". En este punto, espera que las advertencias sobre los riesgos sean significativas para él.